Biography
Si alguno de tus más remotos recuerdos de infancia fueran ver al Athletic sobre una gabarra festejando un título de liga o a Fred Astaire bailando por una pared sin dejarse intimidar por la Ley de la Gravedad, sabrías que todo es posible, por eso Joe Eceiza (18/12/77) lo sabe.
Desde la soledad del delantero centro, por fin una buena noticia en este bisiesto entre los bisiestos, Joe nos ofrece sus primeras grabaciones bajo su nombre y nos invita a acompañarle en este capítulo de una andadura en la que puede mirar hacia atrás con orgullo y hacia adelante con ilusión.
Nacido en el País Vasco, criado en Andalucía y echado a perder en Madrid, Joe es, como otros artistas que no tuvieron muy claras cuáles eran sus raíces, un juansinmiedo de la música popular. Liberado de una tradición ante la que rendir cuentas, siempre tuvo los oídos bien abiertos y por eso ahora reconocemos tantas y tan diversas influencias en su estilo: canción de autor, blues, pop español, tango...
Durante sus días con Le Punk, su rol creció disco tras disco. De actor de reparto a papel protagonista, fuimos testigos de su crecimiento como músico hasta una madurez de la que hoy podemos disfrutar. Tras años de búsqueda Joe ha encontrado una identidad como compositor en unas cuidadas melodías que reposan sobre unos desarrollos armónicos que huyen tanto de lo evidente como de lo raro atrapando toda nuestra atención desde la primera nota. En sus conciertos el silencio no se pide, se gana.
En las letras, descubrimos un Joe perfeccionista que pule cada frase de modo casi obsesivo hasta que se da por satisfecho. Mucho más autobiográficos de lo que su lectura literal muestra, sus textos se inspiran en aquellos sentimientos que no resultan fáciles de sobrellevar y en ellos siempre, por muy oscura y fría que sea la noche, se sugiere la llegada del día.
Toda una vida incómodo con su propia voz y ahora canta más que los que cantan. Si somos muchos los que pensamos que dificílmente alguien puede cantar una canción mejor que quien la escribe, es por la calidez de la voz de Joe por la que sabemos que todo lo que nos dice es cierto, no hay nada fingido en sus canciones. Es esa credibilidad, tan difícil de conseguir, la que marca el nivel de su trabajo y será la medida por la que lo juzguemos en el futuro.
¿Qué decir del Joe guitarrista? Asiduo a los escenarios desde los confusos años noventa, es en esta versión donde es más versátil. Impulsado por la locomotora rítmica del funk, el adn de su estilo, es capaz de ofrecernos muy distintas facetas: el minimalista decorador de interiores que organiza el sonido en función del silencio, el experto en pirotecnia que arruina el descanso de los vecinos, el maquillador de las estrellas (¡Max Factor!) al que no le importa que la actriz sea guapa o fea sino que salga bien en pantalla… No importa si es eléctrica o acústica, parece como si no hubiera guitarra que no suspirase por caer en sus brazos y si bien en estas grabaciones ha preferido supeditar su virtuosismo a su puesta de largo como autor, podemos escuchar en ellas, un nuevo episodio de este sonoro romance.
Cuatro canciones, “Canción del adiós“, “El aire“, “Noche de fuego” (Santiago Auserón) y “Nunca una canción“, que hablan por sí solas y cuyo único defecto es habernos abierto un voraz apetito. Por mucho que sea un poco de Joe, queremos más y lo queremos pronto.
Cualquiera que sea el signo de los tiempos, la música permanecerá. Es la hora de Joe Eceiza.
Ernesto Dueñas