Disco
Antonio Hernando: 'Los 30 Aullidos de Antonio Hernando'
(Autoeditado, 2017)
No son treinta sino diez, los cortes que componen el regreso en solitario de Antonio Hernando, conocido como Petete. En este álbum aúlla, pero lo hace bajito, sobre canciones de aire melancólico, letras que describen mundos autodestructivos y ritmos del pasado.
Hace ocho años que Antonio Hernando presentó sus primeras grabaciones en solitario. Durante este tiempo ha participado en otros proyectos como La Banda de Trapo o Las Tres en Raya. Ahora, publica un trabajo que mantiene el gusto por el swing o el blues, pero en su vertiente más íntima. Abandona, al menos por el momento, el tono festivo y "modernizado" que practicaba su última banda.
- Memoria de elefante. Aunque suene tópico, o quizás por eso mismo, la canción que abre el disco lo hace en forma de declaración de intenciones. Es la carta de presentación, así que Petete pone todas las cartas sobre la mesa... O no, puede que guarde algún as en la manga para más adelante.
- Vals sin nombre. Es una canción profunda, tanto por el sonido del bajo como por el ritmo pausado y la atmósfera nocturna que refleja a través de la letra. Posiblemente mi preferida, incluyendo ese final tan abrupto.
- Los mayores perdedores del mundo. Las historias de perdedores son universales, ¿quién no ha sufrido alguna derrota a lo largo de su vida? Antonio sale victorioso esta vez, al elegir uno de los estribillos más tarareables del disco.
- Mighty Beat. Coqueteando con el lado más comercial, pero sin perder la esencia sonora de su propuesta, aquí se marca un tema poco sorprendente.
- El agujero. Muy bien ambientada, pero reconozco que es la canción que menos me ha gustado. A estas alturas se echa en falta algún giro.
- El diablo. Es un tema denso que, sin embargo, llega como aire fresco, con esos sonidos orientales que rompen la línea general que estaba tomando. Antonio no canta, recita, pero suena natural. Es precisamente ese giro que necesitaba el disco.
- Volviendo a casa. Continúa el ambiente creado por el corte anterior, pero es una oscuridad conocida, menos exótica. Me gusta cuando las melodías de voz rompen la linealidad de las estrofas y se aleja de la cadencia del "estilo Sabina". Buena canción.
- Tinder. El disco recupera el tono brillante y ritmos swing. Una historia de amor moderno, recreada con estilo retro.
- Lobotomía #2. Antonio coloca, de forma inteligente, la canción más libre como penúltima pista de su disco. Podríamos pensar que es prácticamente una improvisación callejera, un proto-rap de principios de siglo XX en Nueva Orleans.
- El camino. Es una canción que empieza como una despedida nostálgica, pero muy pronto introduce arreglos alegres y circenses, para acabar arriba, perdiéndose como un conjunto de carromatos que viajan de pueblo en pueblo.
Tiene mucho por evolucionar y mostrar en el futuro
Los 30 Aullidos de Antonio Hernando es un disco tan personal como deudor de las referencias musicales de las que bebe su autor. También hay que destacar el trabajo de Miguel Marcos en la producción. Logra dar forma a lo que, imagino, en muchos casos eran ideas, palabras y sensaciones que luego había que llevar a algo más concreto.
Mejora en sucesivas oídas, como suele pasar cuando un disco está hecho con cabeza y corazón. Habrá que seguir atentos para conocer las próximas propuestas de Antonio Hernando. Anticipo que todavía tiene mucho por evolucionar y mostrar en el futuro.
Texto: Alex Belencoso
Más datos en https://antoniohernando.bandcamp.com/releases