Disco
Arise: 'Aquareum'
(Autoeditado, 2015)
Los alicantinos presentan disco y, de paso, prodigio. Disco de metal melódico de nueve canciones, prodigioso por ser cantado en castellano por una voz principal femenina. Pero, ¿qué se esconde más allá del prodigio, entre las aguas a las que el título del disco hace referencia?
Existen diversos problemas con los que se suele encontrar la mayor parte de las bandas que se reclaman melódicas. El primero de ellos es que, normalmente, parten de fórmulas y motivos trillados para ensamblar sus composiciones, en lugar de lo que hicieron los pioneros del Power Metal o la escena de Göteborg. El segundo, que poseen poca madurez a la hora de darle tratamiento a los temas (tanto a nivel de letras como musical) que desarrollan. Arise quiere mostrarse diferente a estos practicantes habituales del panorama melódico: su sutil uso de la electrónica, la excelente voz limpia de Estefanía Aledo, la pericia instrumental y el cuidado grafismo se aúnan para demostrar su intención de ofrecernos algo más.
La banda demuestra su intención de ofrecernos algo más
Las referencias de sonido inmediatas son cierta estética sonora del death melódico europeo, con la utilización de recursos experimentales propios de Soilwork o Dark Tranquility, aunque mediatizado por la influencia del hardcore de Thrice (que, visto lo visto, no cabe sino considerar uno de los grupos más influyentes de la última década) y motivos propios del metalcore como la presencia de breakdowns que, aunque existen y son importantes para la estructura de las canciones, ocupan un lugar menos preponderante que en las variantes más rítmicas (y paradójicamente populares) del metal y el hardcore, supliendo una función puramente dialéctica y sentimental.
En 'Busca en tu Interior' podemos apreciar cómo Estefanía demuestra un preciso dominio de su tesitura en las voces limpias. La voz, casi profética, dibujada sobre un tejido de guitarras precisas hacen que este tema alce las manos hacia un horizonte de bruma, difuminado por una producción llena de efectos.
'Equilibrio' introduce motivos electrónicos que cobrarán fuerza a lo largo del disco y que me han recordado la maestría de Muse y los “nuevos progresivos” de la década pasada. El tema, a fuer de pegadizo, se libera de las constricciones metálicas pero también pierde parte de la fuerza que la agresividad, como el cabello de Sansón, atesora en tantos temas del disco. Por ejemplo, el riff con el que se abre 'Grito al Viento' se nos ofrece sin ningún afeitado, pero aun así dando paso sin cortes ni problemas al dulcificado estribillo.
En una segunda escucha el álbum demuestra ser una condensada desembocadura
A continuación, el tema epónimo ('Aquareum') nos recibe con un curioso juego entre teclados y guitarras, que se consolida como una de las señas de identidad de la banda. Entre las bravas olas de la producción, se pierden en ocasiones los preciosos ornamentos, aunque la voz logra alzarse triunfal entre las mareas y los náuticos vaivenes. Un solo de guitarra más tradicionalmente metalero nos introduce a la recta final del tema, condensado y bellamente producido, pues ese es otro talento de la banda: introducir partes diferentes que refieren a otros tantos sentimientos sin por eso engrosar artificialmente la longitud de los temas.
'Espiral' demuestra que el disco sigue mejorando y ganando personalidad según avanza, respetando el tema acuático que le da cohesión. Rafa y Albert, los guitarristas, acometen en este tema la que es una de las más bonitas gestas instrumentales del disco. La sección rítmica no se queda atrás, demostrando que son capaces de complejos cambios de ritmo.
'El Infierno de los Soñadores' es el último tema del triunvirato central del disco. Las nubes terminan de cubrir el océano, representado ahora por riffs rotos que dejan cesuras para que se filtre la oscuridad. Estefanía, acompañada de los que quizá sean los mejores momentos de la electrónica en el disco, nos grita un manifiesto creativo a favor de la autenticidad, y no es para menos...
Entre la producción se pierden en ocasiones los preciosos ornamentos, aunque la voz logra alzarse triunfal
'Falsas Promesas' es una canción más dura, que continúa con el tema de rebelión introducido por la anterior, donde las influencias hardcore luchan para adueñarse del panorama sonoro. Las nubes comienzan a abrirse sobre el océano, pero revelan un panorama repleto de farallones, riscos y destellos solares que corta nuestras pupilas de forma inmisericorde y nos oculta el negro abismo bajo las olas de espejo.
Con 'Argos' culmina el proceso de congelación iniciado por el tema anterior: el panorama rocoso es substituido por una cruel banquisa poblada por extraños gigantes, que esconde una isla de suaves praderas ('Recuérdame'), destino final de la nave que la banda comanda.
Como ya adelantábamos en los primeros párrafos, Arise se mantiene distante de las problemáticas que plagan a tantas bandas que practican “metal melódico”: logran aglutinar formulas e influencias diversas para dotarse de una voz personal, que se vé amplificada por el dominio técnico de Estefanía y su decisión de cantar en castellano.
Aun así, el disco posee un problema fundamental: es, para el neófito, poco accesible. Quien se atreve a atravesar sus aguas por primera vez es muy posible que se vea abrumado, y piense que transita por los rápidos de un río que no acaba de distinguirse de sus fuentes. Pero en una segunda escucha, el álbum demuestra ser una condensada desembocadura, alimentada por mil manantiales de aguas dulces y que no acaba de internarse en ningún indistinto océano.
Texto: Dimas F. Otero
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