Disco
Beggar's House: 'Behold the monster'
(2015, Lengua Armada)
Nuevo trabajo en estudio de los de Utrera (Sevilla) que mantiene la esencia de la banda, ya mostrada en otros discos como Deatwatch beetle (2014). Pero, en esta ocasión, se desprenden casi por completo de todo accesorio.
Enfrentarse a esta crítica es tentador y arriesgado. Primero porque es un disco que me lleva por lugares conocidos que me gusta transitar a menudo. Pero también tengo la necesidad de etiquetarlo demasiado pronto, decir públicamente eso tan peligroso de "me suena a"... Pues vale, a mí me suena al Seattle de los 90, a Alice in Chains, Soundgarden y los Pearl Jam más desatados. Ya lo he dicho.
Los chicos de Beggar's House se adentran en la oscuridad del bosque para encontrar a los monstruos con los que vienen fantaseando desde hace dos décadas. El resultado es el que podemos intuir viendo la contraportada de Behold the monster. La banda, al igual que el oyente, es testigo de lo que aparece. No son monstruos tan sofisticados como los de antaño pero sí un paso inevitable en su camino musical.
- Behold the monster. El álbum arranca con un tema teóricamente tranquilo, sin apenas percusión. Sirve de introducción para lo que nos espera a continuación y ya empezamos a intuir que será un encuentro tenso. Podemos sentirlo en nuestros huesos.
- Growing. Buen tema, con aroma a single, que contiene algunas de las líneas de bajo y guitarra más interesantes del disco. La canción va creciendo poco a poco. Desde un comienzo denso, pasando por un puente evocador, para volver brevemente a la estrofa y desembocar en un gran final que, en mi opinión, podrían haber explotado todavía más, porque sabe a poco y tiene mimbres de excelente estribillo.
- Lone wolf. Pasamos a un corte que podríamos definir como el más bailable del disco. En esta ocasión abandonan temporalmente el espíritu de Seattle y su propuesta es más rockera.
- Through the woods. Un tema oscuro e hipnótico, con un inicio nada sencillo, de armonías viscerales. Hacia la mitad entra en terrenos menos inhóspitos, que a algunos nos recuerda a los primeros Soundgarden o Queens of the Stone Age. Creo que ganará con sucesivas escuchas.
- Mesala. Como ellos mismos dicen, "no hay ningún secreto en esta canción". La fórmula podríamos definirla como un tema indie stoner, pasado por el filtro de Alice in Chains.
- Driving mirror. Gran arranque de tema con un par de buenos riffs. Las voces siguen a lo suyo, fabricando melodías oscuras, cortantes y lineales, y puentes a dos voces en los que asoma la luz. En esta ocasión se permiten un pasaje intermedio muy disfrutable, con pandereta y tintes a lo The Doors.
- Crap. El tema más largo, hasta el momento, llega a los 4 minutos. Tiene una primera parte que no me dice mucho. Pero ojo, llegamos hasta la mitad y comienzan a sucederse cambios acertadísimos. Primero una parte muy cantable -aventuro que hará las delicias de sus seguidores en directo- que termina en un potente riff al estilo de lo mejor del Bleach de Nirvana. Para terminar, vuelta de tuerca con percusión y ritmos latinos para una suerte de "santanismo grunge", más que interesante.
- III. Una canción directa en la senda de 'Lone Wolf', pero más acelerada y violenta. Recomendable a buen volumen.
- Something. Arranque tranquilo el de este tema semi-instrumental, aunque la banda lo carga con la tensión suficiente como para que sepamos que explotará tarde o temprano. Así es, en el último minuto se convierte en un alegato punk que roza lo histérico, recordándonos su álbum debut (Beggar's House, 2005).
- Close encounters of the fourth kind. Ahora sí, una canción totalmente instrumental. Comienza con el riff total, sencillo, pero que aglutina lo mejor de cada casa, pasando por el metal, el grunge y la psicodelia. Pero, sin duda, me gusta todavía más ese primer cambio que bordea lo progresivo, un medio tiempo que te hace agitar la cabeza, a menos que ya estés muerto.
- The haze. A estas alturas de la película, la banda no consigue sorprendernos. Sin embargo, la canción ocupa un lugar importante en el disco, trayéndonos de vuelta a su sonido base, a la temática principal y las buenas voces dobladas que, en este caso a partir del minuto y medio, me parecieron muy beat y, como siempre, acertadas. Podría ser un buen arranque de concierto, eso sí.
- Nazarí. Gran tema que podría haber compuesto George Harrison para los Queens of the Stone Age de 1967, si esta concurrencia temporal hubiera sido posible, ejem.
- Brain damage. Llegamos, ahora sí, a la canción más larga con diferencia (dura 8 minutos) y que sirve de cierre. En la introducción vuelven a mostrarse sin prisas pero, esta vez, más contenidos y relajados que en otros momentos del disco. Parecen saberse dueños de uno de los estribillos más valiosos de este álbum, así que lo guardan con mimo hasta el momento adecuado. El viaje va terminando pero, cuidado, la oscuridad toma el control al llegar a la mitad del tema. Esto no ha concluido del todo. En este momento crean un aire setentero que me encanta, como de unos jóvenes Genesis vagando por desiertos nocturnos. La tensión vuelve con ese falso final, que te deja una sensación de vacío, la misma que tienes al despertar repentinamente tras un sueño intenso.
No salen intactos ni totalmente victoriosos, pero sí más fuertes y conscientes de su propia pureza
Behold the monster es un disco recomendable y será necesario para comprender la próxima evolución de Beggar's House. Me pongo el disfraz de futurólogo para aventurar que tiene que darnos muchas alegrías en los próximos años.
Desnudos, despojados de adornos superfluos, han conseguido enfrentarse a esos monstruos que amenazan a tantas bandas que beben de fuentes reconocibles. No salen intactos ni totalmente victoriosos, pero sí más fuertes y conscientes de su propia pureza.
Texto: Alex Belencoso
Más datos en https://beggarshouse.bandcamp.com/album/behold-the-monster