Disco
Big Ok: 'Big Ok'
(A Tant Rever Du Roi, 2017)
España es, cada vez más, cuna de música interesante. Jamás irá más allá de medios especializados y oyentes hambrientos de originalidad y calidad, pero es cierto que hay algo más allá del universo fútil, y mal llamado independiente, en el que giran siempre los mismos grupos desde hace veinte años.
Hace poco os presentábamos las propuestas de Las Odio y de los sobresalientes Celestial Bums. Pues sí. España, y en especial Barcelona, es la base de operaciones de buenas formaciones, si no gustas de letras vacuas y melodías planas.
Otra cosa no, pero lineales no son ni de coña. Os hablamos del álbum de debut de Big Ok, un trío de la ciudad condal compuesto por el cantautor Paul Fuster, la violinista Sara Fontán (Manos de Topo) y el percusionista Edi Pou. Los tres registraron el elepé en tres días, casi en directo, utilizando doce micrófonos.
Sinatra comienza como un sueño en mono, que pronto deja paso al estéreo. Los violines se entremezclan en una nebulosa que recuerda a algunas fases de Sigur Ros, aunque Big Ok es una banda más rock ¿Qué tipo de rock? Uff, difícil de clasificar. El trío apuesta por una fuerte base de bajo, guitarras, batería y voz, pero con estructuras que los hacen muy personales.
Big Ok es una banda de rock difícil de clasificar
Si no me crees, escucha Nore Roll. Es muy buena. El bajo marca el ritmo, a contratiempo, mientras que las melodías vocales de Fuster recuerdan a una versión joven de Josh Homme. Los violines se vuelven a colar por un tema que bien podrían haber firmado Radiohead. Contundencia elegante e inteligentemente aplacada en los momentos oportunos.
Núvols es una pieza de batería y voz. Los fantasmas aúllan en acordes de guitarra, siempre en un segundo término en la primera fase de la canción. No sé, se rezuma un aroma a 'The End' de The Doors, pero en versión más moderna y cercana al post-rock. El brusco giro que da al final le da personalidad y enteros para ser una gran canción.
El cuarto corte es Mexican Hats, un cambio de registro en el que se puede explayar el percusionista EdiePau, de la banda Za!. No es donde más brilla el trío, pero hay que reconocerles la osadía de introducir aires caribeños en un elepé de esta naturaleza.
Pueden hacer lo que quieran, aunque no siempre con el mismo brillo
Ken Yoshitake se acerca al pop-rock de finales de los noventa. Es otro color en la paleta de Big Ok, que te dicen que pueden hacer lo que quieran con solvencia. Aunque, eso sí, no siempre con el mismo brillo.
Your Night bebe de Queens of the Stone Age. Es una pieza potente, pero un poco más de contundencia le hubiese venido bien. Clio avanza entre guitarras y violines, con fracturas en la estructura muy al estilo de Dirty Three. Sin duda es de lo más disfrutable del disco ya que es el lugar común donde los tres se sienten más a gusto.
Los Black Sabbath asoman su cabeza en cuanto a influencia. Sí. Los catalanes pueden sonar como los ingleses si les da la gana. Y dan la nota en Tetes. Eso sí, cómo no, Big Ok pega un volantazo al final del tema. Un giro de 180 grados sacude el octavo corte del plástico. ¿Es efectista? Puede, pero es valiente y distinto.
Es un disco distinto y osado
Begin es una muestra de la etiqueta que rodea a los catalanes. Se trata del free grunge para crooners. No es que esté especialmente de acuerdo con tal denominación, pero sirve para dar pistas al oyente, si a estas alturas está despistado, de por dónde van los tiros.
El debut de Big Ok culmina con Credits, una amable y luminosa canción instrumental. La propuesta funciona, y puede ser el camino que tomen los barceloneses en el devenir de su carrera. Estaremos atentos, pues discos distintos y osados como éste no sobran en la piel de toro.
Texto: Carlos Rodríguez
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