Disco
Joe Eceiza : 'Tu Luz Danzando'
(Autoeditado, 2016)
Tono intimista y acústico en estos diez temas que hacen que Joe deje a un lado la guitarra eléctrica en busca de sensaciones y lirica.
Claro que existe la huella sonora de su biografía, sobre todo en sus arreglos y acercamientos al sonido de su anterior trabajo, pero en esta ocasión se trataba de buscar una cadencia lenta y con matices. Si se escribe como se vive, este disco es quizás una transición o quizás un estado de instrospección necesario ante un aluvión de emociones. O quizás nada de lo anteriormente descrito.
Joe Eceiza no ha huido y vuelve con su segundo álbum Tu Luz Danzando tras su primer trabajo Mejor Perder Que Huir con el que comenzó su carrera en solitario tras más de una década en el grupo madrileño ‘Le Punk’.
Le acompañan en esta aventura Dani Patillas al bajo, Angie Sánchez al piano y hammond, Alejandro Riquelme a la batería, Laura Rubio en los coros, Nacho Mur al Weissenborn, Igancio Khoury a la armónica y el guitarrista Toni Brunet a la guitarra, trompeta, teclado moog y a la producción del disco. Casi nada.
Conociendo este “currículum”, nos ponemos los auriculares dispuestos a buscar la luz en su nuevo álbum y le damos al “Play”.
1. - Viejos Fantasmas. La armónica de Igancio Khoury te despierta desde el segundo cero y te sumerge en una canción impregnada del mismo sonido que este instrumento evoca: nostalgia. Según la RAE, la nostalgia se define como la tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida. Aunque en esta ocasión, si bien la melancolía es inherente en la lírica, el tema se va llenando de luz a medida que uno avanza en la escucha.
«Y es que vivo entre destellos de lucided trabados por el miedo a volver a caer»
Una de esas luces se enciende cuando comienzan los coros de Laura Rubio, que aparecen justo a tiempo: cuando la harmónica cesa. Iluminando aún más una música que transmite esa esperanza (y desahogo) que se siente al mirar hacia adelante una vez que asumes los huecos del pasado (a veces oscuro y jodido).
El piano de Angie Sánchez también se encarga de llevarte a ella. Al final la harmónica ya no te parece nostálgica sino cargada de optimismo.
«Y apurar la última silueta antes de que el sol se meta»
2.- Tu Luz Danzando. Ya dijimos que verías la luz. Corazón de guitarra acústica y pulmones hawaianos gracias a un Weissenborn (una guitarra hawaiiana estilo "lap steel", hecha enteramente de madera y con mástil hueco) por Nacho Mur. Una combinación perfecta al compás de la batería de Alejandro Riquelme a medio tiempo.
«Ya no queda nadie en tierra y el sol jugando con castillos de arena»
3.- Apocalipsis. Llegamos a un tema complejo, tanto por su letra instrospectiva como por su gran cantidad de arreglos y efectos sonoros. Guiado de forma constante por el teclado moog de Toni Brunet, que aporta los arreglos de guitarra y las trompetas, que le dan muchísima vida a esta composición.
El apocalipsis no parece tan malo si esta es su banda sonora. Al fin y al cabo, como reza la canción, un final puede ser un buen comienzo.
4.- Siempre Igual. ¿Sigues aquí a pesar del final de los tiempos? Si es así notarás un toque “happy” en este tema distinto a los anteriores (a pesar de su título). Sobre todo gracias a una melodía silbada y un piano hammond que le aportan ese punto.
«Ya me asomé al abismo y me ahoga otra vez lo mismo, botellas vacías y asuntos por terminar»
Esos días en los que todo lo de fuera te parece poco o nada interesante y te apetece estar contigo mismo ¿sabes?. Un canto a la libertad sin la carga que conlleva tener que ver a alguien cuando un día no queremos ver a nadie ¿ lo has sentido?
Ojo a los arreglos de guitarra durante toda la canción (remarcados con más fuerza y protagonismo en su recta final).
«Y así quedó en tablas la más clásica batalla»
5.- Tablas. Los arreglos de guitarra eléctrica prometen sonar con mucha fuerza en directo. Está bien construida y con unos coros que le aportan alma, pero bien porque estamos a mitad de repertorio o bien porque su sonido no me ha sorprendido tanto como los anteriores me parece un tema más plano.
Hay que destacar, sin embargo, unas transiciones con mucho gusto e integridad en los instrumento. Lo dejo en tablas.
«Y adiós mi obsesión, mi enfermedad, que aquí sólo quedo yo»
6.- Adiós. Mis oídos se vuelven a despertar a ritmo de un vals que comienza con voz y guitarra acústica al desnudo y en el que se introducen tímidos arreglos de guitarra.
La canción te despide con una melodía de trompeta que le aporta elegancia que Joe Eceiza transmite en sus actuaciones en acústico.
«Y viviré ciego sin luz y sin voluntad»
7.- El Trato. Una “regresión” al estilo más cercano de canciones de su anterior álbum como ‘El Día De Tu Boda’ o ‘Dejé de ser’. Una canción con una temática mucho menos luminosa que nos lleva a una cafetería a oscuras, un solo foco encendido en el escenario iluminando a una orquesta misteriosa trajeada con sombrero que llena el local de humo mientras toca (es tan sólo una propuesta performativa).
Su temática de (des)amor de whisky, sus arreglos de guitarra eléctrica tan acordes a la historia que relata y su ritmo acompasado nos llevan hacia otro lugar. A otro escenario, a otra atmósfera y casi a otro disco. Hacia un lugar mucho más oscuro y redención más que a una vía de escape. Aquí no hay luz pero si mucho estilo contando su falta.
«Esta vez rompamos las fotos, esta vez quiéreme de verdad»
8.- Nunca Una Canción. Una canción sutil en la que el bajo, a manos de Dani Patillas, es el corazón y la percusión sus pulmones. La guitarra y la voz el aliento que lo gritan. Una canción sencilla como la descripción que se puede dar de ella.
«Que ya salió el sol en mi avenida, ahora será más fácil improvisar»
9.- Canción Del Iluso. La borrasca en este tema ha pasado y ahora sí: se hizo la luz. Parece contarnos que la anterior historia quedó atrás y nos invita a aprender de ella.
Una canción que comienza con ukelele y voz de Joe y en la que los instrumentos se van acoplando para dar cada vez más fuerza al mensaje. Se nota un gran trabajo de producción detrás de lo que parece sencillo. La “sonrisilla” en esta canción es casi inevitable.
«Boli, sonrisa y papel. Amada profesora»
10.- Para Laura. Respiro profundo cuando leo el título. Se que me espera un retrato pintado con pínceles de muchos colores y matices. Por un momento pienso en no poder hacerlo por todo lo que implica (Joe, si estás leyendo esto todo mi cariño y admiración) pero cumple algunas de las funciones del arte: la búsqueda de la luz (tema principal del disco corroborando su título), el desahogo y la transformación.
Si debía llegar el final del disco tenía que ser con esta canción, que alcanza su punto álgido en el puente con un tono alto que apunta al cielo y en el que todos los instrumentos se intensifican. Aparece de nuevo el teclado moog y se esuchan bendings casi infinitos en la guitarra.
Texto: Álvaro Cabezuelo Doblaré
Más datos en http://www.joeeceiza.com/