Disco
Kal Marks: 'Universal Care'
(Exploding Sound Records, 2018)
Si estás hasta donde termina la espalda de grupos salidos del manido aceite utilizado para frituras de indie patrio; si por las mañanas piensas que te van a vender el producto completo de autocomplacencia; y crees que alguien, arriba, se tiene que estar partiendo de risa... Si piensas todo, escucha a Kal Marks, y recupera la fe.
La banda de Boston acaba de publicar su tercer LP, Universal Care, un postulado más de su forma de entender la música. Estridencia, vaivenes, y personalidad a raudales es lo que te espera en este nuevo trabajo de los norteamericanos.
Fuck That Guy aluniza a modo de nave que se acaba de estrellar contra un planeta prohibido. Stoner sumido a la odiosa, falsa y estupenda voz de Carl Shane, quien lleva al grupo a una especie de eterna deriva por los mares de la locura más dañina. Acoples, alaridos, frases y tonos ñoños... Todo tiene cabida en el imaginario de este trío.
El corte que da nombre al álbum, Universal Care, es más asequible, y denota que esta nueva entrega es menos corrosiva que sus predecesoras, las muy notables Life Is Alright, Everybody Dies y Life Is Murder (sí, yo también espero que no participen nunca en un teléfono de la esperanza).
Loosed es bautizado con contratiempos y una vigorosa línea de bajo. Es una versión funky de la propuesta de Kal Marks. ¿Hard Funk? Podríamos denominar a esta pieza, una suerte de banda sonora para una pesadilla no muy potente, pero de las que te levantas chorreando de sudor.
Si buscas discos fáciles, pasa de Kal Marks
La aguja avanza con miedo por los surcos del vinilo. No sabe qué le espera. El grupo parece haber grabado una jam session caleidoscópica... Pero de improvisación nada. Ni atisbo. Me refiero a esa manera de viajar de un polo a otro, sin Valium, como un collage. Springtime in January es todo esto. El nombre ES la canción, como si un tema se llama “Amor” y habla de amor.
Forma parte de todo derrame cerebral, ese elemento atonal. Y a este disco no le podía faltar una sorpresa. Ode es una balada muy particular, pero hermosa, y más todavía en este contexto sonoro.
Un consejo. Déjate sorprender. Si buscas, como todos en algún momento, discos fáciles, llanos, pegadizos, que se te quedan adheridos al imaginario en la segunda escucha, pues te invito a que pases de los Marks. Si no, escucha All Error Is... ¿Qué narices es eso?
Esto se pone duro nenes. Grand Mal es hardcore que descansa sobre una melodía pop. Como un paquete envuelto en alquitrán, en cuyo interior hay un Miniom de peluche que te saluda. Bueno, es esto, y mucho más.
The Afterlife es un lienzo en blanco para Shane, quien vuelve a dejar claro que el registro de su voz no tiene escala de grises. O es un cuadro hecho a pluma, sencillo, blanco y negro, o te encuentras un maldito Pollock.
Lo mismo ocurre con A Place Amongst All The Angry Hordes. Es un paraíso de rocío y montañas de nata, o un estupendo pozo de excrementos. Así son ellos.
El oyente sale ganador y triunfante
Adventure es de lo más convencional del plástico. Otra vez vuelven a ser clarividentes con eso de los nombres de las canciones. No es que no sorprenda, pero para ellos es una aventura el no retorcerte el cerebro. En el ocaso del disco el oyente ya está entrenado para esquivar esquirlas al ver los géneros y los tempos chocar.
Reprise sí es nuevo. Un artefacto pseudo chill-new-age muy extraño que engancha de maravilla con el último pensamiento de este Universal Care. Today I Walked Down To The Tree, Read A Book, And When It Was Done, I Went Back Inside es la muestra de la particularidad de este grupo, que maneja lo que quiere cuando le da la gana, y sale ganador. Como ganador, y triunfante, se sentirá aquel que se atreva a adentrarse en el extraño, pero necesario, universo de Kal Marks.
Texto: Carlos Rodríguez
Más datos en https://kalmarks.bandcamp.com/