Cuando la unión familiar es fuerte se puede decir que es indestructible, pero no siempre es así, y menos en el mundillo musical. Los hermanos Kirkwood son de los que permanecen intactos, como aquel día de 1980 en el que fundaron los Meat Puppets. Y aquí siguen, casi cuarenta años después, con quince discos publicados, y con la honestidad intacta. ¿Parece fácil? Pues no lo es.

Warranty muestra que nada ha cambiado en la formación de los Kirkwood. Bueno, sería injusto afirmar que suenan como aquellos maravillosos discos de los ochenta y noventa. Meat Puppets sigue a lo suyo pero con un sonido más moderno, por llamarlo de alguna manera. Eso sí, el folk con tintes psicodélicos sigue ahí, al igual que la compenetración entre las voces de Curt y Cris.

El folk, e incluso country, toman las riendas en Nine Pins. El ukelele prevalece entre las guitarras, el bajo y la batería. Todo suena simple, incluso previsible, pero la melodía, marca de la casa, hace que tus pies se muevan solos. Disfrutable a tope.

On nos lleva a una cabaña, o a un saloon al más puro estilo western. Pero aquí no tienen cabida la violencia o las fanfarronadas. Tan sólo se permite el buen rollo, deje usted las armas a las entradas del pueblo. Elegancia y buen gusto a medio tempo.

La experimentación asoma por Dusty Notes con Frozen Memory. Distorsión, voces susurrantes y, sorpresa, un clavecín. Sin duda una de las sorpresas del disco. La mezcla de electricidad, nostalgia y sonido clásico funciona a las mil maravillas.

No abandonamos el tono optimista y ligero del Lp. Dusty Notes alude al espíritu que los norteamericanos han querido aplicar a su decimo quinto disco. Ojo al precioso punteo con tintes españoles en el ecuador del tema.

El grupo sigue a lo suyo, pero con un sonido más moderno

The Great Awakening es un bache hecho con gusto. Me explico; la canción no aporta nada al discurso de Dusty Notes, pero mola, así de simple. Es lo que tiene el ser unas leyendas y llevar cuarenta años en el mundo de la música. Sabes lo que quieres, y muy mal lo tienes que hacer para que te salga una boñiga de proporciones bíblicas (como les ha ocurrido recientemente a Weezer, por ejemplo).

Uno de los momentos más divertidos del álbum es la versión de Sea of Heartbreak de Don Gibson. Sí, lo sé, el temazo ha sido tocado por cientos de artistas y no refleja que artista en cuestión viva su mejor momento en lo que a compositivamente se refiere. Pero los Puppets lo hacen, pues les pega sí o sí. Y porque pueden hacer lo que les dé la gana.

Nightcap es una joya, al estilo de aquellas paridas en los superclásicos Meat Puppets II o Huevos. Voces livianas, folk, rock, excelsos punteos materializados con gusto... En fin, de lo mejor de Dusty Notes.

Un álbum descomunal por su alta dosis de endorfinas

La antígua agresividad, desaparecida en combate a lo largo del disco, renace en la estupenda Vampyr´s Winged Fantasy. Sin concesiones, con distorsión hasta en las voces, la canción nos devuelve a unos Meat Puppets expertos en hacer ruido. Si te sorprende el dato, escúchate alguno de sus directos de finales de los ochenta y principios de los noventa. Ya me contarás.

Outflow corre las cortinas para la despedida y el cierre. Los de Phoenix no iban a dejar que nos fuéramos a la cama exaltados, con sudorosas pesadillas. La canción no es sino una muestra más, la enésima de su extensa carrera, en la que aminoran las revoluciones y regalan al respetable una pseudo nana con guitarras eléctricas de fondo y, cómo no, unas sublimes melodías vocales.

Meat Puppets no tiene que demostrar nada, pero aún así los músicos lo hacen concierto a concierto, disco tras disco. Éste en concreto es un álbum descomunal por su alta dosis de endorfinas. Es un trabajo disfrutable, de buenas vibraciones, con el que sientes tras su escucha que todo marcha bien y, lo que es más importante, que todo va a salir bien. Muy recomendable a los afectados por la dichosa astenia primaveral.

Más datos en http://themeatpuppets.com/