Muun Bato es ​el fruto de las cenizas de varias de las más importantes bandas psych de Minneapolis. Con su disco debut ha llamado la atención de todo bicho viviente que guste de rayar los discos de los Black Angels. ¿Merecen tanto la pena? Si quieres ver la vida pasar sin sobresaltos sí merecen la pena. Incluso hay quien los compara con los Radiohead de Kid A... Yo también quiero fumar de eso.

Catacomb Cady aluniza como lo hace una tarde somnolienta mientras observas el mar. La calma electrificada es el mejor tesoro de la canción que abre este álbum de estreno. Se apoya en una guitarra tenue y psicodélica que bien podrían apadrinar los Allah-Las.

La sensación de bienestar continúa con Light of Muun Bato, toda una oda al medio tempo y a los Echo and The Bunnymen. Las comparaciones suelen ser odiosas, pero también sirven para determinar por dónde va el camino de una banda debutante. Pues eso: buen rollo, psicodelia, dream pop y relax.

Toda una propuesta para los amantes de la calma

California o las blancas playas de Honolulu. Cualquier sitio donde la arena y la marejada se den la mano es bueno para degustar el primer disco de los norteamericanos. La voz de Joe Werner se alza de entre las brumas del resto de instrumentos. Los punteos son exquisitos, simples y efectivos, deudores del genial Alec Ounsworth (Clap Your Hands Say Yeah).

No abandonamos la tabla de surf. Franz Kline nos mantiene en el paraíso de la indolencia con pop-rock de alta categoría. Puede que se eche de menos algo de exageración en cuanto a la electricidad, o la potencia en general. Pero Muun Bato no quiere despertarnos de la siesta. Bendita modorra.

El discurso cambia con Muun Bato. Si la banda de Minneapolis se siente tan identificada con esta canción debe de ser porque su espíritu sonoro va por otros derroteros. El bajo vigoroso, muy stoner, comanda a un grupo que también sabe ponerse las botas para andar por territorios fangosos, donde el noise y el grunge provocan alguna que otra mancha. Y todo con un poco de psicodelia marca de la casa. Toda una sorpresa.

Los brazos del más dulce sueño vuelven a serenar al oyente. Los casi cinco minutos de Twonbly nos sumergen en la pieza más psicodélica y slowcore de todo el álbum.

Hallvvays nos devuelve a Muun Bato con voz. La propuesta sigue siendo protagonista de pocos sobresaltos. La parsimonia lo mece todo... y puede que tanta calma merme al LP. No se trata de meter tralla por meterla, sino de hacer algún cambio, estilo ´Muun Bato´.

El disco ofrece, sobre todo, psicodelia y rock suave

El atardecer en el Pacífico puede llegar a hacerse largo, por muy rosados que sean los tonos que nos deja el ocaso del Sol. Atrid Blue tiene espíritu de bossa nova, de fin de fiesta donde todos duermen donde pueden o donde el exceso les ha acostado. Dormir para siempre, como reza la letra, puede rozar el aburrimiento.

Purple and Green certifica que el plástico no es apto para quienes gusten de la adrenalina con leche o del café en vena. Werner vuelve a marcar los tonos vocales de Bunnymen. El saxo le da un estupendo final, con un órgano que te transporta directamente a La Joya.

El final del sueño se acerca. Planet of Children culmina el disco con el corte más extenso de los diez que componen este Muun Bato. La balada acumula toda la apuesta de los de Minnesota, es decir, slowcore psicodélico con algún ramalazo hard-rock. Interesante la faceta más dura de Muun Bato. Muy a tener en cuenta.

El disco de debut es toda una propuesta para los amantes de contemplar con calma lo que les rodea y no realizar acción alguna. Si buscas sosiego durante casi una hora, éste es tu disco. La propuesta ofrece psicodelia y rock suave por todas partes y, ojo, está muy bien facturado. Puede que el viaje hacia Morfeo sea demasiado extenso, pero merece la pena. Otro aspecto a destacar es el lado más hard rock de la banda. Podría ser un camino muy interesante para Munn Bato, aunque despertar de sueños muy profundos es bastante complicado.

Más datos en https://muunbato.bandcamp.com/album/muun-bato-debut-release