Disco
Siberian Escape: 'Tunguska'
(Fuzz Colective, 2015)
Aunque pase desapercibido para el grueso del público, existe en España una imponente escuela de post-hardcore, cuya misión parece ser expandir las sonoridades básicas del género, mantenerlo vivo y abrirlo al mundo.
Los mallorquines Siberian Escape forman parte privilegiada de esta escena y cultivan una aproximación experimental y muy profesional al género. Es impresionante ver cómo las sonoridades comunes planteadas para el género por Thursday, Alexisonfire o Million Dead al principio de la pasada década, resultan un campo de experimentación tan profunda.
En muchos sentidos, el hardcore profundamente trabajado que cultivaban no era otra cosa que una cierta psicodelia basada no en las visiones, sino en la labor del artista sobre las emociones más complejas. La banda compuesta por Miguel (guitarra y voz), Lluís (bajo) y Domingo (batería) demuestra que, aún en esa cierta desnudez que representa el power trio, comprenden bien los recursos y confines a expandir del género.
Cada canción es un mundo en sí misma, a pesar de la forzosa transversalidad de elementos
En los veinte minutos escasos que dura este EP, nombrado de modo elocuente en honor la región siberiana donde se produjo el mayor impacto de un bólido extraterrestre del que se tiene constancia, el grupo consigue introducir todos los elementos que le dan solidez semántica al género, pero... ¿consigue dotarse de una voz propia? Reservemos,de momento la respuesta a esta pregunta. Digamos, en principio, que el hecho de haber seleccionado el castellano como idioma, a diferencia del inglés de sus anteriores obras, ya indica su voluntad de hacerlo. A nivel musical, cada canción es un mundo en sí misma, a pesar de la forzosa transversalidad de elementos que el estilo particular de cada músico le aporta a las composiciones.
'Gulag' introduce la trabajada y contundente producción, señal de identidad de esta banda. En relación con otros grupos, la importancia del riff y la carnosidad del sonido son elementos a destacar, aunque las dinámicas musicales de dialéctica entre partes de delicada vulnerabilidad (estructuradas en torno al sonido tintineante y agudo de la guitarra) y otras de gran potencia agresiva se mantienen, convirtiendo los temas en vibrantes explosiones sentimentales, a pesar de su corta duración.
En 'Si Caigo', el grupo presenta otra de sus grandes virtudes: la composición de frías pero elocuentes introducciones instrumentales, que revelan su gusto por lo progresivo y lo narrativo. En cierta medida, resulta llamativo como consiguen combinar unas letras profundamente emocionales (como una instantánea o una estatua helenística) con el carácter móvil y veloz de las partes instrumentales. Su post-hardcore, a diferencia de otros, no pretende erigirse en una mera exploración psicológica del individuo que siente, sino también de sus percepciones y los movimientos de su psique.
Trabajan con el frío, la soledad y ocasionales explosiones de velocidad
Quizá se les pueda objetar que, teniendo en cuenta la duración de sus canciones, su posición estética resulta un tanto ambiciosa, pero contando con esta limitación su intento resulta no sólo digno sino incluso más llamativo. En este mismo tema resulta imponente comprobar la delicadeza con la que fue realizada la armonía entre la voz rasgada de Miguel y la base instrumental, en un diálogo elocuente en el que ninguna de las dos partes prevalece.
La agresividad del final se ve un tanto diluida en 'Anoikis', que se centra en riffs de una sentimentalidad mecánica cortados por una guitarra negra como el azabache y fría como la llanura, recurso apropiado para un tema dedicado a las ausencias y las faltas, y la conciencia absorbente y casi reconfortante de la nada. El grupo emplea la virtud de las sonoridades del post-hardcore para evocar tales ausencias, esa nada, mediante la sobrecarga y el aparente horror al vacío de un sonido lleno de ángulos y viento helado. Al fin y al cabo, los seres humanos o evocamos la nada con arte o permanecemos en un silencio que forzosamente se llena de presencias.
'Sed' le da contenido a la nada, planteando el calor de un individuo que atraviesa largas extensiones desoladas, punteadas por algo que puede ser tanto el peligro de alguna bala perdida en una contienda que nos es extraña o ese otro proyectil que desde nuestro interior horada los pensamientos: esa “sed”, ese deseo abstracto que le otorga título. Aquí consiguen no sólo explotar las melancólicas soledades del alma, sino también las fuerzas materiales que atenazan el cuerpo, y que en tantas ocasiones se encuentran ausentes de la aparente búsqueda de pureza musical, de ese “olvido del cuerpo” del hardcore emocional. Pero, como canta la letra del último tema, «sin avisar llega el invierno», eterna y circular muerte o pausa forzosa del deseo.
'Uróboros' plantea el tema del retorno y la decadencia como cierre para el disco, empleando para su introducción el vasto mundo instrumental que aporta el neoclasicismo del post-rock.
Siberian Escape, como podemos intuir desde que por primera vez escuchamos su nombre, trabajan con el frío, la soledad y ocasionales explosiones de velocidad como únicas herramientas. Su labor es la de la evocación, lo que los emparenta con aquella escena post-hardcore de la que hablábamos al principio, pero también con los creadores relacionados con el metal experimental más atmosférico.
Y el problema de este grupo es que sus parentescos quizá pesan demasiado. En el curso de sus primeros EPs hemos visto como han ido poco a poco encontrando un nicho ecológico especifico dentro de las terribles llanuras de la Rusia oriental, pero su dependencia de los recursos genéricos es todavía profunda. A pesar de ello, el hecho de que el disco gane con cada escucha y que la pericia instrumental de sus miembros quede fuera de toda duda nos lleva a concluir que su primer LP va a causar un estremecimiento en el mundo del rock progresivo en castellano: aquí está todo lo necesario.
Texto: Dimas F. Otero
Más datos en http://siberianescape.bandcamp.com/